Por puro placer

lunes, 6 de febrero de 2012

En Bici: Pisteando a la playa como un campeón.

Son 6 kms. en desierto entre puerto y puerto.

6 kms. en los que se comparte una vía con los autos y que al costado sólo se tiene arena y rocas. También, un par de Discos que son en verdad galpones en medio de la nada y que si no se tiene pareja o un buen auto, puedes terminar bailando felizmente con una mujer que tiene la edad de tu mamá pero prendida con alcohol y quién sabe más, o lo que es peor, sin transporte para salir de ahí en medio de la madrugada nortina.




Esa es la distancia que hay entre Caldera, puerto de Atacama ubicado a 870 kms al norte de Santiago, y Bahía Inglesa, pequeño balneario popular de esa comuna. Por estos días, ha sido mi ruta diaria de vacaciones. En bicicleta, que es con lo que me muevo, son casi 40 minutos de trayecto y pese a lo complicado que fue traerla en un avión desarmada y armarla con las nociones básicas de ensamblaje que un usuario medio tiene de estos vehículos; ha sido lejos una de las grandes decisiones que he tomado. Acertada hasta para emocionarse.


Antes de imaginar el momento "comercial de agua mineral con música new age de fondo y todos felices por vivir" lo primero, fue buscar una forma efectiva de llevar la bici.

Mis experiencias en esto, sólo contemplaban algún viaje en bus con ella en su caja original (nueva), un envío salvador de mis padres hace unos 10 años atrás en un saco de papas, y el traslado en auto mediante un portabicicleta como los que uno ve en los catálogos del HomeCenter, esos que llegan el fin de semana en el diario. Pero nada más.

Así que me puse a buscar en Internet otras formas, y encontré que un tipo en Quilicura hacia unos bolsos para transportarlas que además se transforman en mochila. Precio justo y paciencia para responder mis dudas fueron garantes de que la cosa andaba bien. Ayudó el verso con cuanto mecánico pude consultarle sobre qué tipo de llave era la más efectiva para soltar las piezas y qué hacer en caso de.... Aún así, me falta caleta por aprender lo básico, como por ejemplo, no dar jugo en un cambio de cámaras.


Así quedó, así se fue y así llegó la chanchita


Lo mejor de todo es que demoré 20 minutos en armarla y salvo por un ajuste de frenos que me hizo conocer un mecánico buena onda igual al papá de Jaime Palillo (con jardinera y barba), en menos de 24 horas ya me iba pisteando como un campeón camino a la playa. Todo este rollo para encontrarme con esto:


Primero fueron las tardes. Después de almorzar, me animaba a ir a la playa y encontrarse con algo de gente no era tan desagradable ni se imaginen esa escena del terror que es ver a la gente bañándose en una piscina citadina o en la costa central, tal como cuando se alimentan a los salmones en el sur, chapoteando uno al lado del otro. Acá nada de eso, sumado a lo agradable que es la temperatura, la nula marejada y esa sensación de que uno va nadando y pareciera no importarle a nadie.

Ahora, voy por las mañanas y aunque iba con todo el prejuicio de encontrarme con el grupo zorrón curao' pasando la resaca o los abuelitos vitamina bronceados nadando con esos gorros de preservativo, la verdad es que no va nadie y de a poco comienza a poblarse, siempre después de las 11:30 de la mañana


Escucho: "Cada Vez" de Caravana. Un imbunche musical Indie ashí que incluye, al Gepe, al Fernando Milagros, al Rodrigo Santis y al Pedro Piedra.


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