Históricamente, los cumpleaños de Pablo que he celebrado desde que nos conocemos dejan siempre una consecuencia. Ya lo fue en tiempos en que sólo teníamos 45 minutos de clases al día y todo el resto de horas para descansar o con un exámen de título a cuestas hace exactamente un año atrás.
Coincide también que el vamos de nuestra amistad, y la de todo el resto del grupo de Preu que ha sobrevivido, va de la mano con su llegada a su actual morada; una casa típica del Red Set en La Reina, esas con espacios comunes y donde buena parte de los actores de la historia política nacional reciente, han pasado sus días y noches en esta ya madura "democracia".
Coincide también que el vamos de nuestra amistad, y la de todo el resto del grupo de Preu que ha sobrevivido, va de la mano con su llegada a su actual morada; una casa típica del Red Set en La Reina, esas con espacios comunes y donde buena parte de los actores de la historia política nacional reciente, han pasado sus días y noches en esta ya madura "democracia".
El primero era en verdadero desafío: Una fiesta de disfraces. Si sólo lo remitiera a que fue una bonita velada, sería mentiroso. Tuvo de todo, romance, sensualidad graduada por el alcohol, llantos contenidos, venganza, amor quizá, gritos, traiciones, vómito, baile y por sobre todo risa. Fue tan genial la noche que a ratos los disfraces pasaban a un segundo plano o de lleno, representaban en parte las acciones de sus protagonistas; Un William Wallace gritando alcohol, una vampira que arranca, un mago que sacaba risas e iba en busca de una coneja, una bailarina española a ratos sola, gitanas incomprendidas, Bony sin Clide afuera coinciliando con un Acertijo que presentaba más dudas de las que su tenida dejaba entrever.
Ya al año siguiente y con menos lujo (aparente), la idea se traslada a una casona estilosa y media okupa en la periferia de la manzana central de Santiago. Con una lista de varias páginas y amplificación para miles de metros (y personas), sólo quedó la sensación de ir a hablar en un patio sobre lamentaciones presentes y olvidar entre la poca gente que se atrevió a buscar la dirección que Pablo tenía que ser celebrado.
Si bien el tercero no asistí porque estaba en la montaña con un grupo de la U (era obligatorio), no fue hasta en el cuarto cumpleaños en que las emociones de noches pasadas volvieron a retornar a la escondida casa de Los Almendros. Ilusionados con revivir glorias ajenas, terminamos los llamados "históricos" recluídos por voluntad en una pieza junto al Benja, el perro de la casa. Afuera, en los espacios antes "propios", se escuchaba música estridente y gente desconocida bailando al ritmo de las musas inglesas del Pop más reciente. A ello se suman corazones rotos y desdichados, amor confundido, miedo, pena, asombro, lata y una huída al estilo "perro muerto".
Ése nos trajo consecuencias a todos. El desaire al nuevo modo de afrontar las cosas de nuestro amigo remitió en que fuésemos tildados de poco tolerantes y egoístas (quizá), pero lo que con muchas reuniones en el Dante de Plaza Ñuñoa le logramos dar a entender a Pablo es que, a ratos, la tolerancia es un ejercicio que se debe practicar desde ambos costados y que aquella noche éramos 5 contra más de dos decenas de personas que gritaban los coros de la canción que sonaba por la radio.
Pese a ello, no recuerdo que al quinto alguien del grupo haya ido a la sede de Bulnes con Huérfanos del barrio Brasil. Sí reconozco que si se animaba Ochiverdi, una pequeña y guapa rubia que el mismo Palma me presentó por msn, me prendía con la idea pese a que lidiaba con la práctica oficialista en el Mineduc de Bitar y Lagos. Esa noche, a las diez en punto, estaba durmiendo sobre la cama y con la ropa puesta.
El año pasado, nuevamente en casa y con un equitativo número de comensales,la polémica se trasladó nuevamente a las desdichas amorosas. Dolores de desprecio, miedo mezclado con Alcohol y arrepentimiento a la salida del sol, marcaron una jornada que a grandes razgos parecía tranquila, pero que sin duda siguió pesando en la conciencia de los asistentes que en su gran mayoría se decidió a pasar la fría noche en casa.
Existe en mi conciencia, una especie de designio para los cumpleaños de Pablo.
Si bien todos han tenido momentos alegres, el saldo posterior termina un poco amargo (pero se pasa). Parte de esto se lo achaco a que desde el primero, y luego de una discusión con la Pame entonces compañera de Preu, prometiera que el día que llegase con alguien del sexo opuesto, la fiesta sería pareja en cuanto a buena onda a modo de olvido del incidente con alcohol y cariño entre ambos aquella mítica noche del 11 de octubre de 2001.
Esta vez estuve a punto, pero el destino (espero sea eso) no quizo privarme de esperar con los dedos cruzados la velada más sabrosa y temida del año. Felicidades Mariconcito y que cumplas muchos más junto a los que te estiman. Amigos, les dicen.
Escucho: Either way de Wilco en una tarde de tostadas y nostálgica, algo así como la previa.
Ése nos trajo consecuencias a todos. El desaire al nuevo modo de afrontar las cosas de nuestro amigo remitió en que fuésemos tildados de poco tolerantes y egoístas (quizá), pero lo que con muchas reuniones en el Dante de Plaza Ñuñoa le logramos dar a entender a Pablo es que, a ratos, la tolerancia es un ejercicio que se debe practicar desde ambos costados y que aquella noche éramos 5 contra más de dos decenas de personas que gritaban los coros de la canción que sonaba por la radio.
Pese a ello, no recuerdo que al quinto alguien del grupo haya ido a la sede de Bulnes con Huérfanos del barrio Brasil. Sí reconozco que si se animaba Ochiverdi, una pequeña y guapa rubia que el mismo Palma me presentó por msn, me prendía con la idea pese a que lidiaba con la práctica oficialista en el Mineduc de Bitar y Lagos. Esa noche, a las diez en punto, estaba durmiendo sobre la cama y con la ropa puesta.
El año pasado, nuevamente en casa y con un equitativo número de comensales,la polémica se trasladó nuevamente a las desdichas amorosas. Dolores de desprecio, miedo mezclado con Alcohol y arrepentimiento a la salida del sol, marcaron una jornada que a grandes razgos parecía tranquila, pero que sin duda siguió pesando en la conciencia de los asistentes que en su gran mayoría se decidió a pasar la fría noche en casa.
Existe en mi conciencia, una especie de designio para los cumpleaños de Pablo.
Si bien todos han tenido momentos alegres, el saldo posterior termina un poco amargo (pero se pasa). Parte de esto se lo achaco a que desde el primero, y luego de una discusión con la Pame entonces compañera de Preu, prometiera que el día que llegase con alguien del sexo opuesto, la fiesta sería pareja en cuanto a buena onda a modo de olvido del incidente con alcohol y cariño entre ambos aquella mítica noche del 11 de octubre de 2001.
Esta vez estuve a punto, pero el destino (espero sea eso) no quizo privarme de esperar con los dedos cruzados la velada más sabrosa y temida del año. Felicidades Mariconcito y que cumplas muchos más junto a los que te estiman. Amigos, les dicen.
Escucho: Either way de Wilco en una tarde de tostadas y nostálgica, algo así como la previa.
1 comentario:
Uta que anday melancólico
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