Cocido. Eran las 9 de la noche y yo estaba cabeceando cerca de la parrilla. Habíamos empezado como a las 2 de la tarde y al no poder iniciar el fuego, le dimos el bajo a unas chelas mexicanas al ritmo de Chico Trujillo. ¿Acaso no fue buena idea quedarse?. Ahí y pese al chascarro, no he dejado de pensarlo.
Es que el Pato (Marco) me invitó al asado de la gente del local. Todo la raja, buena onda y un clima agradable invitaban a echar la talla con el Vampiro, la Ale y la Carola. También estaban el Alan y su hermana que trabaja en el Mc Donals
Temprano saqué a la Chiquita a la Plaza Brasil. Escuchamos a Gepe y ella se recuesta a tolerar mi guitarreo de fan. Le gusta "8 tema" y "Los Barcos". Paseando estábamos cuando la Carola me confirma la dirección. En 45 minutos cronometrados estaba con todo el ánimo dieciochero en la casa de la polola del Bombero, que trataba de ayudar al Pato con el fuego.
Ésa fue mi fonda. No bailé pero comí demasiado. Para qué detallar lo del copete. Me fui como Churro a la casa, cabecié otro poco en mi cama y llegué pidiendo perdón donde la Chiquita. Sólo lo hizo hasta que la dejé subir a la cama para que nos riéramos con El Club de la comedia.
Mañana en Diez y Ocho: ¿Asado otra vez?; ¿Empanadas al almuerzo?; Madre... ¿Dónde estás?; ¿Chiquita, Batiremos nuestro record?
Confluencia de sabores. El rajazo del "Jefe" Pato.
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