
Hace tiempo que quería pillarla. Saber cómo se llamaba. Siempre la escuchaba por las mañanas y nunca podía identificarla. Al caer el día, olvidaba los detalles pero nunca lo central.
Hasta que lo logré.
Y la sorpresa dio para pensar.
El grupo se llama Indice y el tema Subencionado. La letra habla de la historia de un colegio y funciona como crítica social por el pequeño mundo en el que se desenvuelve a través de los códigos y las conductas. Acompañada de un sonido medio punketa, si la guitarra no suena bien, se cubre con la idea principal; el descontento a algo, a lo otro, a los de la otra vereda.
Lo escuché y me llamó la atención. Me hizo recordar los momentos más agudos de mi época colegial. Yo también estudié en un colegio subencionado, con valores muy cristianos y de nombre católico en castellano. Estaba en la vereda de aquellos críticos frente a las cosas que pasaban y que en cierta forma parecían imponer algunos para todos. La falta de libros en la biblioteca y la difusión de un medio escrito, eran decisiones económicas que emanaban de la administración, mientras que el rayado del edificio y la droga en los baños, era simplemente, materia de los idiotas de siempre.
Pero mis intereses iban por ambos bandos. Mi madre, era parte de esa administración y muchas veces fueron semanas completas de silencios pactados debido a nuestras discusiones. A la vez, hubo momentos en que ir a clases era un asco inducido. Nadie sabe cómo sufría con esas semanas de Alianzas y competencias o el manejo de sobrevivencia para no ser desplazado en lo que parecía ser el universo de 12 horas que significada estar ahí dentro. Era un espía a toda hora. Inadaptado que sabía lo bueno y lo malo de los dos frentes y que no encontaba el apoyo necesario como para crear su propia historia compartida.
Ahora que lo leo, creo que siempre, a lo largo de mi vida, he sido como un desclazado. El personaje que no puede tomar partido por no involucrarse ni por historia ni por experiencia de vida. Si se extrapola a clases, vengo de una en que la falta de definición, es una de sus características principales. Pareces tenerlo todo, pero no tienes nada. Recibes una renta digna, pero se vive gracias a los créditos. La premisa del hogar no es estilo, sino funcionalidad.
Cuando comencé a trabajar los fines de semana en un supermercado como empaquetador, era un desclazado. Mi familia compraba ahí y trabaja más por aburrimiento que por necesidad. Pero convivía bajo los códigos de la mayoría de los empaques, asistía a sus fiestas en las poblaciones, adquirí su lenguaje y era tratado por los de la empresa igual que todos. La pugna era por el trato a los clientes, más que mal, al que le robaban o le rompían los yogurts, era mi vecino o mi tío.
En mi época contestataria, que coincidió con las elecciones de 1999, luchaba y gritaba por la calles contra todo eso por lo que alguna vez llegaría a acentar con la cabeza. Protestaba y panfleteaba con polera roja, pero en un año, estaba criticando lo que a muchos les tocó décadas, me encontaba esta vez amenazado por mis compañeros de antaño y casi me queman por una bomba que siempre se me negó tirar, por sólo tener una cámara. En el preu, en plena protesta estudiantil por los pases escolares, veía desde la micro el sueño de toda mi época de colegio, la manifestación a lo impuesto. Pero ya abajo y en medio de todo, la piedra fue a parar a un árbol. Ya no me acordaba porqué estaba ahí si yo nunca tuve ese derecho.
Vivo en un edificio muy bonito, con ascensor y mayordomo. Pero si miro con detalle desde la ventana, puedo ver claramente que a menos de una cuadra hay un cité en el que viven hacinadas familas enteras y de distintas nacionalidades. Si uno camina un domingo por la mañana, se escuchan en las esquinas, acentos peruanos, cubanos, ecuatorianos y africanos.
Hago mi práctica donde "el enemigo". Por años, el ministerio de educación representaba todo el aparato que impedía el desarrollo y crecimiento del gremio docente al que mi padre pertenece. Desde la vuelta a la demorcracia con Lagos a cargo, hasta el vamos a la reforma con Mariana Aylwin, uno a uno vi las marchas que mi viejo odia participar y el gran paro del 98, donde estuvo dos meses sin ir a clases y la pasamos mal. Hoy, le preparo la minuta al mismo ministro y trabajo en el edificio de Alameda con Valentín Letelier. Hace poco, me tocó escuchar una frase espeluznante. Un jefe de educación municipal me decía: "Y si a los profes no les gusta la idea, se van, por el bien suyo y mío. Yo me encargo de eso y usted tranquilo".
Soy un desclazado hasta en mi familia. Ya no me siento en la mesa regularmente o como y me voy tal cual se hace en el dominó. Las sobremesas no me interesan o son tan específicas que me molestan por su redundancia. Mi familia no parece mi famila, sino una serie nacional cuyos diálogos están cargados de errores que no estoy dispuestos a escuchar mucho tiempo. Pero estoy ahí, en el asado sirviendo la ensalada y me voy tarde tal como todos. Porque ya comienzo a asumirlo.
Y no me vengan con la estupidez de que "la vida es así, llena de contrastes". Esto sí es personal y la reflexión a veces, me afecta demasiado. Tengo amigos en ambos extremos de la ciudad y nunca suelo decirles dónde se pasa mejor, porque sucede que a veces, me aburro rápido en cualquier lado.
No a la lluvia, Sí al Calor. No al Calor, Sí a la lluvia.
Inconformismo
Siempre es lo mismo.
Imagina cómo lo es,
Cuando no hay nadie al lado tuyo.
Escucho: "Subencionado" de Indice. Mala guitarra, buena letra.
1 comentario:
Hoy te vi. De lejos. ¿Con globos?
Una amiga me mandó una canción que no puedo dejar de escuchar. Es de Javiera Mena.
Saludos
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