
Esta es una clásica historia de bar. La noche del sábado pintaba para fome cuando a las 0 hrs no habían más de tres clientes en el local y el Vampiro ya comenzaba a limpiar la cocina. Pelao hacía lo imposible por prender el Birri que le regalé mientras que el Pato aguantaba que un pelmazo igualito a Jaime Coloma lo tildara de "hijo de papá" con un par de rones en el cuerpo.
-Un pisco sour.
Medía casi mi estatura, hablaba bien y se vestía con las chaquetas caquis de moda en estos días. Pagó al tiro con un arturito y no hizo gesto alguno hasta que el pelmazo lo interpeló a definir si no había un grupo mejor que Los Tres en Chile. Es ahí donde el tipo estalla y sin forma brusca sienta a Coloma en puras frases risueñas. Oliver anda en motocicleta la gran parte de su tiempo libre. Pero su medio no es cualquier moto -como insiste en afirmar- sino una moto inglesa de los años treinta la cual restauró con gran ayuda de sus jefes dueños del extinto museo de la motos.
Además de moverse en esa joyita, Oliver cuenta que su pasión es recorrer bares antiguos de todo Santiago, me habla de unos en Gral. Mackenna ,Quinta Normal, Estación Central y Barrio Franklin además de los clásicos de calle Compañía, Morandé o Amunátegui. Una vez adentro de los sucuchos , propone cantar entonando un repertorio de tangos porteños y boleros sufridos. El pelo crespo le sienta bien al personaje, sobre todo cuando nos cuenta que cree que desde que unos peluqueros gays le cortaron el pelo por sugerencia de su sobrina otaku (peluqueros maricones dice) le han pasado puras desgracias.
Risa tras risa nuestra, relata que en medio de una pelea en Gran Avenida se confundió de taxi al pegarle una patada a la puerta y en vez del tipo que le echó la bronca salieron cuatro que lo mandaron a la posta. Que una vez dentro se zafó del paco que lo custodiaba y le aforró un cornete al wn que lo pateó en el suelo.
Otra es con su amigo del alma que con un aspecto raro espantaba a cualquiera. Nos dejó en el suelo de risa cuando contó que una vez el tipo llegó a su casa luego de separarse de su señora y atender al ofrecimiento de Oliver de irse a vivir con él. Grande fue la incomodidad cuando llegó porque nuestro amigo vivía con su novia y su entonces amigo le había dicho en confianza que le gustaba su polola y pq no tener sexo con ella ambos. Este wn no quería y tenía miedo luego de constatar el tamaño de su miembro en un mochileo por el sur de Chile.
- Así con ese dote asusta a cualquiera. Igual se quedó dos años con las siguientes condiciones -dijo.
Uno, "la mina no me la toca compadre" y dos "por favor tira la cadena". La última le costó asimilarla. Risa de antología.
Con 29 años, una hija de 14, una novia que acaba de irse a Australia y las ganas de seguir aprendiendo de la vida -tal como rezan las letras de sus entonaciones- el bar se llenó de buena onda en una madrugada floja de clientes pero llena de anécdota criolla. Prometió volver.
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