Para todos quienes sufren o sufrieron en su época de secundaria. Que por responder y ser honestos con lo que saben sufrieron los rigores de la segregación a punta de golpes e indiferencia o simplemente sentían que el ancho no lo daba el colegio, por lo que asistir a ese pequeño ensayo de sociedad entre paredes y pizarra era a ratos un asco; hay buenas noticias.
La Universidad, en su expresión más simple, resuelve en parte las carencias que el colegio poseía. En la Universidad, hay más grupos sociales que en el colegio: incluso, existe el no-grupo al que pertenecen todos los autónomos que no desean entablar una frecuente comunicación con el resto. Los grupos, el otro resto mayoritario, se origina por el común denominador de la amistad y los intereses, por lo que los hace una instancia agradable en un tiempo de cambios vertiginosos. A esto se suma, el eterno compañero o compañera, ser con el que entablas amistad y complicidad a la hora de realizar labores académicas.
El estado común del universitario es el de la constante experimentación. Pareciera que el mundo te pertenece o que toda la ruta posterior, con sus dificultades y emociones, encuentra al fin su rumbo o meta. La Tierra prometida existe, en ella cohabitan los gustos y personas que uno siempre deseó conocer. Es más, el espacio da para que haya un margen de error en constante correción, es decir, la oportunidad de salir de buena forma siempre está presente. Así mismo, la de volver a empezar.
Pese a que la carga de responsabilidades a ratos supera a la de libertades, siempre, pero siempre existe el tiempo del break. El patio, la cafetería, la biblioteca, un parque o la casa de un compañero son los escenarios perfectos para recapacitar y tomar fuerzas. De otro modo, hay en el ADN del universitario, un deseo de salir y romper reglas. Se toma, se baila y se habla como nunca antes. También, la experimentación se da en los campos emocionales, se hace y se dice con mayor frecuencia, lo que uno piensa.
Personalmente, la Universidad fue uno de los períodos más enriquecedores de mi vida. Aquí pude hacer todo lo que en parte, la educación media me coartó de muchas formas. En mi colegio, era medio ñoño hablar de literatura, tomar café en las mañanas, ir al cine o el teatro, comentar actualidad, andar en bicicleta o manifestar afinidad política. Si lo hacías, sólo unos pocos valientes te seguían en la campaña. Todo aquello, en la U, es moda, cool o denominado "de gusto intelectual", un concepto tan manoseado y poco represenativo, pues pocos realmente se atreven a continuarlo o mantenerlo.
Así como para Harry Potter, Hogwarts representa la alegría de poder encontar un lugar donde desarrollar aquello que muchos le obligaron a esconder y junto a buenos amigos, la Universidad es algo parecido. Sólo que con menos magia y más realismo lo que lo hace creíble y palpable.
Escucho: I am the Walrus de The Beatles.
3 comentarios:
obviamente se te cayo el carnet....y evidentemente habla un egresado y en camino al mundo laboral, comparto totalmente, creo que es en la universidad donde uno hace lo que realmente quiere, porque por fin tu eliges algo, muchas veces no eliges tu religion, menos tu nombre..pero si eliges que estudiar y donde...aunque fue la época que mas cosas locas y desastrosas me pasaron, es una epoca q recuerdo, que me alegra muchisimo, y que valoro mas que nada por los momentos compartidos...te dejo un beso inmenso...
Una lata no saber "quien escribe"
eso
por último, deja la dirección de tu blog.
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