Por puro placer

sábado, 10 de junio de 2006

El Jugador


En La rebelión de las Masas, Ortega y Gasset ironiza sobre el poco intelecto que possen los jugadores de fútbol. Por años, siempre coincidí con aquello e incluso salía airoso de toda discusión pelotera sobre el tema. Eso, hasta que vi jugar a Juan Román Riquelme.

Puede que no tenga la belleza acrobática de Ronaldhiño, ni la facha de Beckham, el carisma de Maradona o la rapidez de Figo, pero Riquelme, vino a revivir una especie que muchas crónicas deportivas daban por desaparecida: La del 10 articulador del juego, la cabeza pensante de un equipo en la cancha en defensa y ataque; una extensión técnica de pensar y adelantarse a los hechos para la victoria a través de jugadas que rayen en la perfección.

Sin ser personalmente seguidor de ligas hace ya algunos años; como hombre mediatizado caí en la fibre chauvinista de alegrame por los triunfos del Villareal en la Champion League como si jugara la selección chilena. Además de alegrarme por Pelegrini y su hazaña en España, pude conocer y admirar a este verdadero intelectual del juego con toques de ídolo masivo.

Hoy, al término del encuentro de Argentina con Costa de Marfil, mi apuesta por Riquelme dio frutos. Fuese la Red , el Mega o ESPN, todos los recuentos daban como gran causante del primer triunfo de la Albiceleste al poseedor de la 10 en la espalda. Bajo un tiro libre y rebotes en el área y el cálculo preciso de dar el pase al conejo Saviola para que se metiera en el 2-0 parcial.

Parco, serio, con un bajo perfil que inquieta, poseedor de un acento argentino provinciano y sucinto en el análisis, dentro de la cancha su presencia inspira orden y táctica. No dudo que Riquelme debe ser el jugador dorado de todo entrenador que se ciñe a la estrategia. Cuando para en medio del campo, mira el juego y maneja el ritmo o lo altera a su antojo. Lo vi hacerlo contra el Inter para la los cuartos de final de la Champion y lo repitió hoy, a pesar de que Argentina no lució, al punto que la baja de su ritmo, hizo que le metieran un gol por "ratones" los 25 últimos minutos de juego.

Sumándome a la tendencia mundialera que inunda gran parte del occidente en estos instantes y siendo una humilde extensión de post blogeros sobre fútbol, que inició mi gran amigo J.C. Monardes, mi apuesta es a que ojalá Argentina gane el mundial de Alemania 2006 y que mi fanatismo por Riquelme sea compartido, al grado de que me llegue a molestar su presencia en las portadas y la TV. Sólo así sabré que la historia, esa que cada cuatro años se rinde ante una pelotita de cuero, se escribió con el jugador más inteligente y sabio que no había visto en años de fútbol.

1 comentario:

εïз..·´¯'Anais..·´¯'εïз dijo...

Hola:

Gracias por postearme. He buscado el post para el que me dijiste que opinara, pero no sé a cuál te referías.
Respecto a Riquelme..mmm, si puede ser, no todo o hace un delantero, de hecho, un delantero no es nada sin un buen mediocampista?..o bueno, un urdidor de media cancha. Sin embargo, mi favorito para ganar el mundial es Brasil.

Saludos desde Conce...

Soraya.

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