Por puro placer

jueves, 8 de marzo de 2007

¿Por qué no me gusta Closer?

mOmorieeel
Casi a la par de la misma historia del cine, las adaptaciones de guiones en la pantalla grande han poblado por décadas las salas oscuras de todo el orbe. Lo cierto es que si se hiciera un consciente estudio sobre los aciertos y fracasos de estas iniciativas; los últimos, tal como se dice en jerga futbolísctica, "ganan por goleada".

Closer, la película regalona de las taquillas con olor a café y donnas (en un intento de fusionar lo selecto con lo popular) hacía una entrada potente con una de esas sinopsis que dajan al espectador con "la bala pasada" y que terminan incluso, aguando la película que uno sí pagó por ver. La voz de la mujer que musicaliza la balada mientras muestran las escenas magistralmente editadas es simplemente embriagante. Lo mismo que los diálogos de Natalie Portman y Julia Robert, hasta ese entonces mis fetiches del celuloide.


Pero lo que pude ver luego de que HBO la dio como estreno exclusivo hace un par de meses fue, a modo personal, un robo. Uno se prepara con cabritas y Pepsi en mano para sentir que tanto Portman como Roberts nunca serán tuyas. ¿Cuándo conoces a una mina tan guapa en la calle sin que te mire raro, o una fotógrafa que se acueste a la primera cambiada de luces mientras te saca fotos?. Obvio que sé que es cine y ficción, o que anteriormente ambas me gustaron en situaciones ficticias (Julia en Un Lugar llamado Nothing Hill y Natalie en El Profesional o como estudiante de Psicología en Harvard) pero aún así, se pierden o simplemente, no brillan.

La verdad es que la escasa identificación viene desde los protagonistas hombres. Clive Owen es triplemente memorable en la discusión con Julia luego que se acuesta con Jude Law; cuando Natalie le baila como Stripper y en una nueva discusión con Julia en un restaurant con vista al Támesis. De Jude Law alabo su pega en la historia, de periodista-escritor, además de su desgarbada pinta de weón piola.

Julia se ve mal. Muy mal. Rubia y con blusas blancas anchas no mata a nadie, más parece una copia mula de la Srta. Janette en el extinto matinal del 13. Natalie se ve medio rellenita, antipática, sueltecita de nalgas y vieja. A mi parecer, con Closer, se le va toda el aura ganada en años de cine marcados con su exquisito rostro a punto de llorar. En esta pasada ,Portman deja de ser la joven actriz y pasa a ser la mujer del cine. Adiós a todos los viudos de su empática carrera.

Dicen que Closer, la obra, la reventó en su estreno y luego siguió subiendo cuando pasó a ser la niña bonita de Broadway. No por nada se ganó un Tony al año siguiente. Pero con su estreno en cine y a pesar de los que hablan de una buena historia moderna sobre relaciones, deja mucho que desear, ya que su banda sonora, repetida hasta marear en radios como la FMDos, dejó deudas. El racconto, técnica de la que abusa el filme se ve desordenado y termina por desarmar la historia haciéndola a ratos confusa y poco creíble. A mi juicio, Closer, cierra toda discusión de cine con aires de teatro moderno en pantalla.

Sí Julia, ríete de mi comentario. Pero con esa pose, te pareces a la Srta Janette en Morandé con Compañía.

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