Por puro placer

domingo, 15 de octubre de 2006

After


Hubo una época en que gran parte de mis movimientos se regían por una fina doctrina de algo parecido a lo que uno llama principios. Eran, recuerdo, reglas que había adquirido por años de circo en la vida (pocos si se lleva la cuenta). Era tal su poder, que se hacía notoria su presencia. Por ellos di fin a noviazgos que se transformaron en fugaces, me enemisté con mucha gente y logré alejarme la distancia suficiente como para sentirme solo e ir en busca de un abrigo, o compañía.

En 2004 viví una de las contradicciones más extrañas que recuerde. Ese período se perfilaba como uno donde la diferencia la marcaría la revancha o una vendetta con estilo. Pero bastó que pasara una semana de ese largo verano con el que se inicia un año, para que otra cosa se escribiera. Comenzaba un bonito noviazgo y hacía frente a un nuevo año otra vez. Sin embargo, recuerdo que ciertos asuntos se fueron acumulando por falta de tiempo y conocimiento, por lo que toda la historia estalló en un final de antología frente al mar en medio de un viaje novelado con una buena banda sonora de fondo.

Al regresar a lo que conocía como vida cotidiana, esperaba que la idea trazada en un principio siguera su curso. Me encontré con muchas dificultades; casi todas las provocadas por mí, pero las soportaba sólo con la mirada hacia alguien que me parecía distinta e interesante. En el loco intento por ser más que la sonrisa en los pasillos, supe que al igual que yo, lo que parecen ser principios eran para ella lo único que la sostenía en pie y sin ventilar nuestras tristezas, pasamos el tiempo uno al lado del otro evitando hacer evidente nuestra desidia.

Pero como soy incorrecto y a veces visceral, muchos de lo que parecen ser principios iban desapareciendo de forma paulatina, con excesos y rabia, contradiciéndome a la vez en la forma en que esperaba terminar las sonrisas de pasillo: desconociendo todo lo precedido en materia de amores para que surgiera una nueva forma de ver las cosas. Aún así, el fracaso fue rotundo, lo que terminó deominando a ese año como uno de los peores. Hoy, reflexionando sobre lo sucedido pienso que si existe algo que pueda rescatar de esos instantes es una mayor tolerancia hacia lo desconocido, nunca olvidando lo anterior y disfrutando la vida al máximo, incluso con los excesos.

También, lo que parecen ser principios mutaron en flexibles reglas que de a poco desaparacen. Esto, ha hecho que le de una oportunidad a instancias que antes me parecían imposibles y ha logrado que sea una persona muy agradable, según dice la gente. Entre eso, está la valoración de lo que quiero (deseo) como relación ahora. Ha pasado bastante tiempo como para aventurarme en lo que parece ser menos complicado a costa de dar término al individual. Romántico u obstinado, prefiro seguir uno y luchar contra el miedo de hablar por dos.


Escucho: A mi madre hablar por teléfono como si lo hiciera en uno público.

2 comentarios:

mix dijo...

oye J man, que signo erí? cuando stay de cumpleaños? te gusta corin tellado?

rima, sí o no

Anónimo dijo...

yo no he transado mis principios, creo que crecí bastante, que aprendí bastante, creo que siempre te falto valor.
Pero te agradezco profundamente que me hayas acompañado en momentos tan díficiles como los que me tocaron vivir ese año, que siempre te recuerdo con mucha alegría y cariño. Y siento que siempre nos faltó una última conversación, que te la pedí pero me la negaste. En fin ya ha pasado muchisimo tiempo. Te deseo como siempre lo mejor, me preocupa eso de que transes tus principios.
Algún día nos tomaremos ese café que nos faltó y seguramente me contarás del libro que acabas de escribir y yo te contare de la nueva carrera que estoy por empezar, que seguramente será literatura hispanoamericana y de lo grandes que estan mis hijos.

Alguna vez fueron portada

Seguidores