Por puro placer

viernes, 24 de marzo de 2006

Dos Besos

Una de las cosas curiosas que quizá todavía desee instaurar Bachelet en las ceremonias de protocolo es la costumbre europea de saludar y despedirse de sus visitas y cercanos con dos besos, uno en cada mejilla.

Era curioso ver a los nuevos ministros. algunos visiblemente incómodos, o otros devolviéndose a completar un desconocido ritual de la naciente presidenta ya constitucional. Pienso que éste será el gesto que sus asesores le recomendaron dejar para la posteridad, una especie de "puerta Morandé 80" o "La Moneda al público", obviamente incomparables ambas frente a lo que parece incluso un capricho de niña traviesa.

Lo beneficioso para mí de todo esto es que con Anna no olvidé esa costumbre. Es más, ella alguna vez lo hizo, y ayer tras una velada redonda, como no la había tenido hace días, recordé el gesto al final del viaje.

perfecto.

Con 45 minutos retrasada, el tiempo jugaba a mi favor. Llegó con las disculpas a flor de labios y su mano en la boca, lo que no impedía que su belleza se destacase en la noche. Tal como lo imaginé, su sweter blanco y su pelo tomado se balanceaban al ritmo de los pasos por la Alameda y no se notaba distante, al revés, el que iba un poco desfazado era yo, que no interumpía el monólogo del día de mi guapa acompañante, a pesar de que dejaba espacios lógicos para responder.

Me llevó a un lugar muy "tipical chilean food and souvenirs", una especie de bulevard de pubs para turistas treinteañeros con locales de artesanías abiertos hasta muy tarde, como en el Aeropuerto.

- ¿Te gusta el lugar?- Y sonrie por primera vez en la noche
-Bonito. Pero... no es un lugar al que vendría con mis amigos - Y me molestó mi sinceridad.

Sin embargo, eso provocó una reacción nuevamente a mi favor, que se completaba con el pedido de un Chardonay 35 Sur muy fresco para la hora, pero adecuado para la ocación, que por instantes era de película. Yo creo que ella también lo sintió así , Y es que lo único medio triste de es momento fue que me contó que su pololo viene a verla (de seguro esta mina le dijo lo que hace y tipo, de inseguro y ganoso, lo único que quiere es tomarse el primer avión para cuidar la carne).

Puede que el sábado, nos juntemos otra vez para cocinar algo y continuar con nuestra nueva oportunidad que por ahora, ha pasado la primera prueba.

No por nada, al despedirse y tras darme vuelta, ella seguía ahí mirándome.

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