Por puro placer

viernes, 9 de septiembre de 2005

Embriagado de Emoción


"Aquí vamos".
Tal como en el sueño, pero entre las sombras, Emily Watson abraza a Adam Sandler y todo parece perfercto. En realidad, es perfecto.

Drunk-Punch-Love termina a las 2:20 de la madrugada y nuevamente me ha dejado pensado. La estética, su mareante música y los colores sutilmente elegidos, llegan a confirmar mi fanatismo por esta cinta que me gustó en el papel y que perseguí por años. No llegó a las sala convencionales, estuvo poco tiempo en el Cine Arte Alameda y pasaron dos años para que el cable se dignara a colocarla.

Sandler maestro como un tipo neurótico al que sus siete hermanas lo webean en mala y que estalla de vez en cuando pateando todo lo que tiene al frente cuando está solo. Es sincero con lo que siente y al verlo con un traje azul gritando, creo que manifiesta esa personalidad que siempre imagino en las situaciones incómodas. Egan, el personaje de Sandler, hace todo lo que uno piensa cuando algo no sale bien.

Emily Watson me mata con estos papeles de mina piola y comprensiva. Verla a ella en esta película, me alienta a pensar que existe la mujer prefecta en el lugar equivocado y en un mal momento de tu existencia. Sin poseer la belleza tradicional y con arruguitas, igual me deja lelo con sus miradas, los vestidos de cuarentona libre y su voz suave con la que termina las frases. Nunca deja de sonreír.

Me gusta como en dos días, la vida de Barry Egan cambia atómicamente. De ser un soltero amargado y un poco trastornado por cómo su vida ha trascurrido, traslada toda esa psicopatía enferma para jugársela por la mina que conoció hace 15 minutos. Lo bueno es que ella lo corresponde y como en ningún otro filme que me guste, los besos son lo mejor, ya que aparecen como reemplazo de las frases románticas.

Aunque hay una que es de culto y es tan simple como potente.
"No sabes la fuerza que tengo. Tengo amor en mi vida y eso es más que suficiente".

Lo notable es que aparece en una discusión-pelea con Philype Saymour Hoffman, que hace un papel de comerciante chanta que vende colchones pero que tiene una línea erótica media clandestra.
No pudo cagárselo de mejor manera.

La mejor etapa de una relación amorosa que va por buen camino es el trance del conocimiento-conquista-certeza. Los días son inolvidables, hay una música especial que acompaña todo lo que uno hace y los problemas dejan de serlo. Cuando el amor aparece y te sonríe, nada importa.

En los momentos tristes y solitarios, esos recuerdos suelen a veces salvarte el día.

Imagina una película que sólo tome ese momento, que lo logre magnificar, hacerlo coherente y a la vez, único en su especie. No pasa como cualquiera, porque en el instante más extraño


El amor te golpea y te embriaga
con sólo una mirada.


Escucho: La Música de los créditos de Punch-Drunk-Love. Todavía.

2 comentarios:

Emilio dijo...

Toda la razón amigo. Esta película es de lo mejor que hay, cuando la vi me pimrpesioné de que se pudiera hacer una historia de amor tan buena sin caer en lo meloso o mamón...no digo que el amor sea mamón pero francamente hay tanta basura fílmica sobre el tema...enfin, el personaje de Seymour Hoffman es notable, nunca me olvidaré de la escena extra que sale en el DVD cuando promocionando sus colchones se tira sobre uno de ellos pero rebota y se saca la chucha jaja...gran película, nada más que decir...saludos fraternales, nos vemos en el carrete de hoy, se supone

Anónimo dijo...

Mmm, creo no haber visto esa peli, pero suena interesante... a ver si un día la vemos.
Una cosa, no creo que exista el hombre o mujer perfecta, pero si puede existir una persona que se amolde a ti ;)

Besos, ahora voy a ver Closer con mi Mami y el Bono


que estés bien un abrazo, cuidate Jaime

Andre

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